3.5.12
¿La cultura villera es arte?
Considero que la cultura villera es arte porque puede transformarle la
vida y el alma a quien lo realiza y es, como bien define el apunte, “la manera
de plasmar en concreto lo que el hombre desea exteriorizar”. En pocas palabras,
cualquier persona que muestre su faceta artística, está haciendo arte.
Antonio Tapies, pintor y escultor español, dijo que “el arte es la
filosofía que refleja un pensamiento”. Como Leonardo da Vinci o Picasso, todos
los integrantes de las villas miserias que creen música, murales, tatuajes,
entre otras cosas, están haciendo arte y reflejando su propio pensamiento. Y,
aunque muchas personas estén en desacuerdo, forma parte de nuestra cultura.
Considero que el arte en su conjunto, además, es parte de la formación
humana. Todos tuvimos alguna vez una o varias facetas artísticas. Los
habitantes de las villas miserias se sienten (y son) marginados, como de “otro
mundo”. Así, buscan diversas maneras de formar parte de la “sociedad normal” y,
quizá, haciendo arte, sea una de ellas. Todos necesitan expresar por algún lado
cuáles son sus temores, sus sueños o simplemente representar algo.
Un tatuaje, por ejemplo, dice mucho de la persona. “Dios es amor” es la
frase del tatuaje de la fotografía que se encuentra al final del trabajo. Nos
transmite, entre otras cosas, que la persona cree en Dios y que estuvo o está
en la cárcel (por la calidad y la desprolijidad del tatuaje). O también las
letras de canciones de cumbia villera, por ejemplo: “Sus amigos y parientes hoy lo van a visitar,
hace sólo un par de meses que está preso por robar. Él se enamoro perdidamente
sin pensar que lentamente su vida se iba a arruinar. Blanca y pura era la dama
que su vida controló, conoció así la locura, conoció así el descontrol. Ella le
hizo perder la cabeza, de la noche a la mañana arruinó su libertad. Tarde se
dio cuenta que le mentía, que era falsa su alegría, que ella siempre lo engañó.
Sólo lo dejó triste y enfermo, condenado como interno a sufrir en la prisión” (“El prisionero”, de Pibes Chorros). El tema musical cuenta que el protagonista considera una amistad
a la cocaína hasta que se da cuenta que lo llevó por mal camino (robar) y
terminó en la cárcel.
Seamos realistas: el motivo de la existencia de las villas miserias es un
claro signo de una derrota humana, una más. No considero que el arte sea una
posible salida de la realidad y de la pobreza en la que viven, pero sí creo que
lo hacen porque les hace bien y se sienten parte de la cultura argentina. O
quizá sea mucho más simple que eso. Puede que sea para darse a conocer,
expresar y demandar lo que piensan y sienten, alcanzar su verdadera identidad y
su condición humana o por la entereza de su deseo de luchar contra sus
desesperanzas. Sea por el motivo que sea, y quizá sin saberlo, están haciendo
arte.
29.3.12
30.11.11
31.10.11
11 meses
9.5.11
12.12.10
Cerdo
28.11.10
8.11.10
Perfil de Leticia Brédice
La rubia multifacética
Leticia Brédice es actriz, trabajó en cine, teatro, televisión, y hasta probó suerte con la música. La artista que también es mamá, admite que "tiene terror al abandono y al ridículo" y que de chica era muy tímida.
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La rubia de ojos celestes se caracteriza por tener siempre en su heladera Coca Light, diversas frutas y agua mineral. Muchos dicen que está loca, pero ella afirma ser "una mujer conservadora". Le fascina estar en familia y, cuando se siente sola o triste, duerme junto a su madre en la misma cama. Laticia Brédice tiene 37 años y nació en Buenos Aires, el 26 de diciembre de 1972, en Villa Urquiza.
Admite que desde chica quiso ser actriz, y estudió teatro desde los 12 hasta los 16 años en la escuela de Norman Briski. "Era muy tímida pero cuando empecé a tomar clases de actuación superé el miedo al ridículo", manifestó Brédice en una entrevista. A los 17 años se presentó por primera vez en un casting y quedó seleccionada. Era para formar parte de "Años rebeldes", la coproducción ítalo-argentina que comenzó a rodarse en 1993 y fue concluida en 1994. Gracias a ella, ganó el Cóndor de Plata a la revelación femenina.
Ana Muro, su personaje en la película "Cenizas del Paraíso" (1977) logró que Leticia fuera reconocida por sus trabajos en la ficción y llegara a ser vista como un ícono sexual de Argentina. También participó en "Nueve reinas" (2000) y "Plata quemada" (2009). Poco a poco se hizo famosa en el exterior y comenzó a trabajar para España, sin olvidar su país natal.
Se desempeñó en obras teatrales como "Closer", "Panorama desde el puente" y "Lolita". Y en la televisión hizo "Tiempo final", "Locas de amor", "Mujeres asesinas" y "22, el loco". Gracias a esta última, fue premiada con el Martín Fierro por su interpretación de la abogada Ana Pandolfi.
Pero no le bastó con el teatro, el cine y la televisión: también probó con la música. "Actriz" es su primer álbum discográfico, salió a la venta en 2004 y obtuvo una nominación a los premios MTV. "De chica me paraba frente al espejo y cantaba los temas de Virus y de Sumo. Me encantaría llegar a ser como Mariah Carey, pero todavía tengo mucho que aprender", declaró en una entrevista.
Es madre soltera de Indio, y una de las mujeres más codiciadas de Argentina. A pesar de estar sola, en su vida se conocieron varios romances: estuvo con el actor Germán Palacios; con Pablo Bossi, uno de los dueños de la productora Patagonik Group; y con el empresario Alan Faena. Sin embargo, la actriz asegura tener "terror al abandono", y confiesa que lo padece desde la vez que se olvidaron de ir a buscarla al jardín de infantes.
Existen medios que la etiquetaron de bisexual. Esas repercusiones causaron un momento fuerte en su vida y ella, para defenderse, manifestó que nunca se enamoró de una mujer y que, para los que no le crean, tampoco existen evidencias que lo comprueben. Sea bisexual o no, nadie puede negar que Leticia es una mujer multifacética dispuesta a enfrentarse a diversos oficios. Ojalá todos pudieran tener esas ganas envidiables de probar suerte con todo lo que se cruza en el camino.
Perfil de Diego Capusotto
"Me rio con la gente porque no trabajo sólo para ser observado"
El humorista Diego Capusotto quería ser un jugador profesional de fútbol pero no pudo cumplir su sueño. Sin embargo, aquella frustración pasó a ser, hoy en día, uno de los personajes más queridos de la televisión.
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Trabajó en una empresa mayorista y en una imprenta con su padre, fue rockero y estudió batería y actuación. Humorista, actor, esposo, padre y conductor de televisión, Diego Capusotto nació el día de la primavera de 1961, es fanático de Jimi Hendrix y vive en Barracas, junto a marcadores, crayones y juguetes de sus dos hijas, Elisa y Eva.
Hasta los 17 años, pensó en dedicarse a jugar al fútbol, pero tuvo que conformarse con ser sólo un simple hincha de Racing. En 1992 empezó con su trayectoria en televisión con "De la cabeza", ciclo en el que trabajaba con actores y comediantes como Fabio Posca y Alfredo Casero. "Es coherente que yo sea quien soy. Me rio con la gente porque no trabajo sólo para ser observado", asegura Capusotto.
"Cha cha cha", "Todo por dos pesos" y "Tiempo final", son algunos de los tantos trabajos realizados en tv. Además, el comediante filmó películas, entre las que se destacan "Mataperros", "Dos ilusiones" y "Pájaros volando", y participó en dos obras de teatro: "Una noche en Carlos Paz" y "¡Qué noche, Bariloche!". Y, como si fuera poco, lanzó un libro en 2009: "Peter Capusotto, el libro". En consecuencia de todos sus trabajos, ganó el cariño de muchos argentinos, sin contar los tres Martín Fierro y el premio Clarín Espectáculos que los tiene olvidados en algún mueble de su casa.
Durante su adolescencia, el cómico estuvo muy ligado al rock. "Funcionaba como mi refugio, mi tribu", cuenta. Sin embargo, admite que se siente mucho más comodo en televisión. Pero no está seguro de qué es lo que le pasa a los jovenes cuando miran sus programas, supone que encuentran una cierta identificación con el rock, ligado a "un grito de cierto desacomode, rebeldía y anti buenos modales". Será por eso que lo admiran tanto.
3.10.10
4.9.10
11.8.10
Unilateral
Un rostro fiel,
particular y concreto
quiebra incontables recuerdos
en pocos minutos.
Una sonrisa cambiante,
insegura y débil
muestra inestables sentimientos
durante toda una vida.
26.7.10
Agosto
¿Qué tan fuerte se considera?
Llora.
¿Qué es lo que le duele?
Llora.
¿Cómo puedo hacer para ayudarla?
Silencio.
¿Quiere que la abrace?
Suspira.
¿Llamo a algún familiar?
Se prende un cigarrillo.
¿Qué hago?
Sigue llorando. Agosto.
Pasó mucho tiempo.
Basta de recordar.
Cuesta.
Lágrimas recorren su mejilla.
Y mi alma.
Incansable inocencia
Verbos
Refugio
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