“30 ratas por habitante” fue el último dato estadístico que se divulgó en Buenos Aires. Eso fue en septiembre de 2004, y meses antes se aseguraba que eran 10 por habitante. Lo curioso es que hace 6 años que nadie habla oficialmente sobre la expansión de las ratas en toda la ciudad. Si en menos de 5 meses estos mamíferos roedores se triplicaron, ¿cuántos hay actualmente conviviendo a nuestro alrededor? Nadie lo sabe. O, por lo menos, nadie lo dice.
Si ya se alarmaron, esperen a saber más. Las ratas son capaces de devorar hasta el 10 por ciento de su peso cada día. Además, empiezan a procrearse a partir de los tres meses de edad y pueden tener cría hasta 5 veces en un año -el promedio de cantidad de crías por vez es de 8 a 12-, una verdadera plaga.
¿Por qué se observan mayormente a la noche? Tienen poca habilidad visual y son muy sensibles a los cambios de luz. Poseen bigotes y pelos “guardianes” en todo su cuerpo, que actúan como censores para poder manejarse con total libertad en lugares como madrigueras, alcantarillas o desagües. Basándonos en quejas por parte de los vecinos, Puerto Madero, Costanera Norte, La Boca, San Telmo, Barracas, Parque Patricios, Villa Soldati, Mataderos y el recorrido de los ocho ferrocarriles de la ciudad, son las zonas más comprometidas.
Héctor Coto, licenciado en Biología y especialista en control de roedores, realizó un estudio científico que concluyó en que la cantidad de roedores de la ciudad supera un 30 por ciento al máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. En pocas palabras, los seres humanos conviven con ratas en todo momento con un alto riesgo sanitario. Los datos son gracias a la tesis de maestría en Control de Plagas y su Impacto Ambiental que realizó Coto en la Universidad Nacional de San Martín en 2001. Ni siquiera son datos actualizados, entonces ¿qué riesgo sanitario es el que tienen hoy los habitantes de Buenos Aires? Se desconoce.
Más allá de cuántas haya conviviendo entre la sociedad, existen infinidad de enfermedades, que se trasmiten no solo entre ellas, y a otro tipo de vertebrados animales, sino que también a los seres humanos a través de pulgas, piojos y excrementos. Las más comunes son:
Hantavirus: se contagia a través de las excreciones, saliva u orina de las ratas. Pero también puede contagiarse a través de una mordedura, o al estar en contacto con estos animales. El principal síntoma es la dificultad de respirar, causada por la acumulación de fluidos en los pulmones.
Leptospirosis: se transmite por la orina de las ratas. El cuadro clínico que se presenta es similar a una gripe con fiebre alta, escalofríos, sudoración, dolores de cabeza, dolores musculares y en la región lumbar.
Triquinosis: Es una enfermedad parasitaria, producida por un nematodo denominado Trichinella spiralis. Es transmitida por la rata por medio de los excrementos y puede atacar a todos los mamíferos. La infección ocurre por ingestión de larvas enquistadas en los músculos, éstas se liberan en el estómago y maduran en el intestino delgado. Los síntomas son: diarrea, náuseas, vómitos, fiebre moderada y dolor abdominal. Puede causar la muerte.
Toxoplasmosis: es una enfermedad infecciosa humana y de muchos otros animales, ocasionada por un parásito intracelular: el Toxoplasma gondii. La enfermedad es considerada una zoonosis, es decir, existe normalmente en otros animales, pero puede ser transmitida a seres humanos. La fuente de infección primaria, son las heces de las ratas. Puede causar infecciones leves y sintomáticas, así como infecciones mortales. Los síntomas son dolor de cabeza, dolores musculares e inflamación de los ganglios linfáticos.
A pesar de que las ratas viven sólo 1 año, esta plaga cada vez crece más y nadie hace nada. En unas décadas estos mamíferos roedores tendrán una habitación en cada hogar.
26.4.10
Ratas en Buenos Aires: una plaga silenciosa
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