20.10.09

Entrevista a Hernán Saravia - Pampa Yakuza


Entrevista a Hernán Saravia
“Creo en lo esencial, sin demasiados horizontes inconquistables”
El cantante de la banda de reggae Pampa Yakuza cuenta cómo fueron sus comienzos allá por diciembre de 1997 y cómo encara la vida. Luego de llenar el Teatro de Colegiales y La trastienda, se prepara para presentarse en el Pepsi Music, el 31 de octubre y en el Teatro de Flores, el 13 de noviembre.

Hernán cuenta que a los 25 años, cuando dejó la facultad, se sinceró consigo mismo y optó por la música. Admite que una de sus tareas pendientes es ser profesor de canto y asegura que Pampa Yakuza se maneja muy bien con respecto a la toma de decisiones. Si son cosas del día a día las resuelven sin demasiadas consultas pero cuando están en juego otros intereses hay una votación interna antes de tomar alguna medida. “Ser independientes tiene de bueno eso: las cosas, salgan como salgan, resultan de acuerdo a las decisiones que hemos tomado nosotros por nosotros”, manifiesta Hernán.

¿Hay buena relación entre los integrantes de Pampa Yakuza?
En líneas generales sí, pasamos por muchas etapas juntos y hemos crecido también así. Somos bastante tolerantes aunque a veces hay fisuras y estallan conflictos. Pero siempre hemos privilegiado al grupo por sobre todo.
¿Qué cosas pensás que hay en juego al ser la voz de una banda de rock?
Al tener muchos ojos puestos en uno, es más fácil ser objeto de elogios y críticas. El compromiso es ser interlocutor con la gente arriba del escenario, tener el termómetro de lo que va pasando y mantener una dinámica continua para que no se armen demasiados baches durante el show. Y un elemento básico es el lograr transmitir con la voz y el cuerpo lo que uno escribió en un papel en otro tiempo y espacio.
¿Qué expectativas tenés, luego de la exitosa presentación en La Trastienda el 29 de agosto, de "Naturaleza revivir", su último disco?
Quedamos muy contentos con el disco desde el día que lo grabamos en el Teatro Colegiales. Sabíamos que luego de un mes entero de haberlo ensayado todos los días podíamos lograr que saliera de acuerdo a lo planificado, pero los nervios siempre juegan en contra al grabar algo en vivo.
¿Y cómo fue?
Cuando bajamos del escenario teníamos la certeza de que habíamos sido prolijos y que, además, no habíamos sentido la presión del REC en ese momento. Lo que viene pasando ahora es la repercusión, cómo entró en la gente, las buenas críticas que viene teniendo. Muchos querían tener un material en vivo de la banda para escuchar y con el DVD le sumamos lo visual, metimos toda la previa del show (desde nuestro lado y desde el público) y contamos cómo es salir de gira para una banda en el verano.
¿Cuáles son los próximos proyectos?
Tenemos confirmado estar en el Pepsi Music para el 31 de octubre a las 19 horas y en el Teatro de Flores para el 13 de noviembre, donde haremos un show distinto con nuestros amigos de "Andando Descalzo". Seguiremos tocando y componiendo porque está en nuestro deseo un nuevo disco en estudio para el 2010. Iremos también por séptimo año consecutivo a girar por la costa en enero. Hay mucho por hacer en los próximos meses.
¿Cómo pensás encarar la vida de ahora en más?
Creo en lo esencial, sin demasiados horizontes inconquistables. Veo cada día como único e irrepetible, así que no me enrosco demasiado si las cosas no salieron bien, ni me subo a un triunfalismo desbordante cuando todo me salió derecho. Y soy bastante práctico por lo general, trato de no ocupar mi mente con pensamientos inútiles.

Recorrido por las Malvinas: “Un puerto Argentino, con bandera de otra nación”


Una mirada diferente desde la fatal guerra de 1982
Recorrido por las Malvinas: “Un puerto Argentino, con bandera de otra nación”
La capital isleña no es mucho más que un pueblo que, por un accidente histórico, adquirió un status político totalmente desproporcionado en relación a su tamaño. Como muchos de sus edificios fueron construidos con una mezcla de piedra local y restos de naufragios, la ciudad tiene un extraño encanto.

Todo comienza cuando uno se sumerge en el lugar y observa con sus propios ojos una bandera con los colores del Reino Unido en la parte superior izquierda, y el escudo de las Islas Malvinas centrado en la mitad del paño. Ubicadas en el Océano Atlántico Sur en la plataforma continental sobre el Mar Argentino, las Islas Malvinas dejaron de ser patrimonio nacional en 1982, luego de perder la guerra contra los ingleses, y pasaron a ser un Territorio Británico de Ultramar. “La Argentina va a enfrentar una reiteración del conflicto por Malvinas, que podría ser mucho peor”, manifestó Andrés Cisneros, ex secretario de Relaciones Exteriores, en una nota para el diario Clarín.
Pese a los fuertes vientos que persisten durante todo el año, las Islas son un lugar imposible de visitar con un solo abrigo en el bolso y sin unos buenos zapatos de trekking. Se recomienda conocerlas durante los meses de octubre y abril, ya que además de contar con un clima más cálido, coincide con el retorno de las aves migratorias, las colonias de pingüinos y los elefantes marinos que hacen de la visita más placentera de lo esperada.
La moneda corriente es la libra malvinense, que equivale a la libra esterlina, con circulación de billetes y monedas de similar diseño. El nivel de precios de las Islas es elevado, considerando que las alternativas de elección no son muchas. Los hoteles cuestan entre 30 y 80 dólares por persona, mientras que es posible realizar un camping por 7 dólares por persona.
Los pocos restaurantes con que cuenta Malvinas cobran desde 10 dólares por persona y los mejores se encuentran en los hoteles de Stanley, pero es posible comer en lugares más sencillos por 5 dólares. “La comida tradicional del lugar es el cordero, criado en los establecimientos agrícolas locales. También se encuentra la trucha de mar, acompañada por verduras cultivadas en los invernaderos familiares”, cuenta Mariana Salva, una turista.
Los turistas arriban a Malvinas por vía marítima, ya sea en cruceros o embarcaciones a vela o principalmente en avión desde Santiago de Chile, con escalas en Punta Arena. A través de Lan Chile es posible contratar el viaje desde Londres, Madrid, Miami y los Ángeles. Los medios de trasporte dentro de la isla no se encuentran muy desarrollados: para acceder a los destinos turísticos es posible alquilar un vehículo o los famosos ferrys, que conectan distintos puntos del archipiélago.
“Los requisitos para ingresar a las islas son: pasaporte y visa, pasaje de regreso, fondos suficientes para cubrir gastos y reserva de alojamiento”, cuenta Silvia de Mozo, una agente de viajes. Paralelamente Natasha Niebieskikwiat publicó una nota en el diario Clarín hace unos meses y llegó a la conclusión de que el isleño suele poseer pasaporte británico o de otra nacionalidad, pero que en el futuro sólo los británicos accederán a dicha condición. Un dato algo curioso sobre las Islas es que los turistas residentes en los países pertenecientes al MERCOSUR necesitan portar pasaporte, pero están exentos de requerir visa, y que los ciudadanos de Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda pueden permanecer generalmente hasta seis meses sin visa. “Resulta raro que los habitantes de aquellos países tengan privilegios y que los demás no, una cuestión que nadie supo responder”, remata la agente de viajes.

Comedor comunitario - Parroquia Santa Julia


Hace diez años, Tita se tropezó con algo en la calle. Cuando se dio cuenta de que ese algo era una persona que pedía un vaso de agua para su bebé, tomó una desición que le cambiaría la vida: creó el comedor comunitario Santa Julia, uno de los 471 comedores que funcionan en Buenos Aires, según la Organización Panamericana de Salud.
Tita, en realidad Mirta Ferreira, tiene 70 años, es viuda y sus tres hijos ya se fueron de su casa. “La crisis alimentaria apretaba –cuenta Tita mientras revuelve el mate cocido apurada porque ya es la hora de abrir-, entonces me puse en campaña para realizar este proyecto que hoy es mi actividad principal. Yo era ama de casa, mis hijos ya estaban grandes y tenía mucho tiempo libre.”
El comedor funciona en un salón de la Parroquia Santa Julia, ubicada en Juan Bautista Alberdi y Víctor Martínez, en el barrio porteño de Caballito, todos los días de 7 a 9 de la mañana. Está decorado con guirnaldas y a veces ponen globos para que los nenes que concurren se los lleven a sus casas. Es oscuro y frío pero, en cuanto entran las personas, el clima cambia y se ven sonrisas y abrazos.
Antes estaba Tita sola, pero ahora su comedor es un emprendimiento mayor: tres personas están a cargo de la cocina y dos voluntarios se encargan de servir el desayuno todas las mañanas y de recibir las donaciones de los vecinos: leche en polvo, yerba, azúcar, mermelada, facturas o pan que entregan las panaderías de la zona. La parroquia nunca tuvo que poner un peso, todo se mantiene con estas donaciones y con colectas que organizan los colegios de la zona, el Instituto Dámaso Centeno y el Marianista.
El párroco Antonio Domingo Aloisio se levanta temprano para bendecir a los comensales y para darles un pensamiento espiritual y positivo. Al terminar, todos murmuran sobre el tema que se habló. “Entonces, si Dios dice que no hay que robar, ¿por qué el tío Jorge está en la cárcel papá?”, pregunta un nene de 5 años sin conseguir respuesta. “Viste Mari, no hay que traerlo más a Ramiro”, le dice el papá del chico a su esposa.
Todos los días concurren al comedor de Tita 150 personas y muchos bebés que no paran de llorar hasta que les dan la mamadera. En invierno son más y se organizan haciendo tres turnos todas las mañanas. Al principio, las familias venían de lugares distintos. Hoy, los comensales son siempre los mismos. Ya se conocen entre ellos y hasta se hicieron amigos.
Las familias que necesitan, además, almuerzo y cena están anotadas en una lista. Ellas reciben semanalmente una canasta con alimentos no perecederos. “En una época las mandaba el Gobierno de la Ciudad, pero ahora sólo depende de los que quieren ayudar”, aclara Raúl Miguel Perrupato, un sacerdote que celebra misas en la misma Iglesia. A cualquier hora del día uno puede ayudar dejando alimentos en Secretaría, seguramente van a tener la suerte de conocer a Tita.

Un ser misterioso


Un ser misterioso
que oculta una personalidad secreta
se esconde en un departamento de pocas paredes
buscando alguna respuesta

No sabe quién puede ayudarlo
y tampoco sabe qué es lo que busca
sólo sabe que no quiere estar solo

Un ser misterioso
que transmite su amor por la soledad
no quiere darse cuenta
que lo que estaba buscando ya lo encontró

Admirable por su fuerza
y por su sonrisa omnipotente
encandila a su víctima y logra atraparla

Un ser misterioso
y extraordinariamente reservado
es descubierto lentamente
por otro ser

19.10.09

La victoria de un sueño


Si esa estrella fugaz no pudo apagar tu estela

y te quedaste mirando al cielo

esperando el milagro de sus ojos

Si las palabras fueron pocas

y viste su sombra irse por el ventanal

hacia la luna creciente

Si cuando te mirás en el mar

ya no lográs verte claro en el recuerdo de tu infancia,

en el reflejo de tu rostro

Fijate si no perdiste algo en el camino

algún recuerdo empolvado en el rincón,

algo en ti puede estar muriendo

Si todavía sabés usar tus armas, pelea

porque es fácil hacer lo obvio, lo que todos esperan,

pero sólo eso que vos creés imposible

es por lo que hay que pelear

Y si las batallas arduas no logran apagar tu fuego,

tu estandarte marcara el triunfo allí donde otros fueron vencidos,

el triunfo de aquello que fue imposible

es la victoria de un sueño

Tu sonrisa



Sabes que tienes un arma,
una feroz y mortífera,
que paraliza a todo el mundo:
tienes tu bella sonrisa

Una sonrisa de perlas
que brilla, hermosa y radiante
una sonrisa perfecta
que parece tallada en diamante

Siempre que él aparece
desparrama felicidad,
y aunque uno muy triste esté
en él siempre puede confiar

Aunque tú estés triste
siempre que puedas debes sonreír
no sabes con tu sonrisa
a quién puedes hacer feliz

Nunca pierdas esa sonrisa,
es lo único que te pido
tú no sabes que con ella
iluminas mi camino.

Periodismo malo


Los periodistas no cumplen con su trabajo
Inteligencia, persistencia, y profundidad son las tres cualidades principales del periodista. Pero, también, esconden sus capacidades para ser batallador, sagaz y revelador, y sobrepasar los límites. Emplear medios desleales para obtener una información o sorprender la buena fe de alguien, son una de las causas principales del maléfico periodismo actual.
Recibir dinero de una empresa pública o privada en la que puedan aprovecharse de sus influencias, sus relaciones o su calidad de periodista, también están en la declaración de los deberes de ese trabajo, pero no se cumple. Y si las reglas no se siguen al pie de la letra, se generan problemas.
Actualmente, los periodistas no se encargan de dar información a los lectores, sino de invadir la privacidad de los personajes públicos, exponer a cada una de sus familias y arruinar la carrera de cualquiera. Y todo eso se logra gracias a la acusación sin pruebas, alteración de documentos, deformación de los hechos y violación del secreto profesional.
Los periodistas dejaron de hacer su verdadero trabajo para concebir negocios a partir del uso de la libertad de prensa con intención interesada. A consecuencia, el talento de los famosos pasó a segundo plano. Lo que importa ahora es el escándalo. Es terrible que el periodista busque declaraciones continuamente para que el conocido que pone en tela de juicio sea odiado por el público, otro se enoje o se generen peleas, mediante títulos sin información veraz.
Sin embargo, las personalidades del espectáculo cada vez se sienten más atacadas. Ahora, antes de dar una nota, piensan mil veces que consecuencias pueden traer sus comentarios y respuestas, porque merecen respeto, como cualquier persona. Lástima que los periodistas no se ponen en el lugar de los entrevistados. A ellos tampoco les gustaría que los difamen.

Periodismo bueno


Los periodistas no son policías

El buen periodista debe brindarle al lector las noticias que desea y, para eso, tiene que ser ético, riguroso y preciso. Así, logra develar las necesidades del público. Sus cualidades principales son ser fiel y exacto al momento de describir los hechos y episodios de las personas reconocidas ya que, a través de las notas, la gente se conecta con lo que sucede a su alrededor.

En primer lugar, permite que el público se de cuenta que los famosos son personas normales: tienen sexo, engañan a sus parejas, se emborrachan, se van de vacaciones y rompen con sus matrimonios. Al mostrar la vida cotidiana de cada uno de los protagonistas de la farándula, los periodistas logran que la sociedad se identifique con ellos y no se sienta menospreciada. Básicamente, contar las intimidades o los secretos de los famosos es necesario, ya que eso es lo que la gente quiere ver.

Así también consigue realzar o aplastar la figura de un personaje conocido a partir de una nota informativa o una entrevista, de un título o una declaración. Hace que la mirada del público cambie o se refuerce, y eso está perfecto, debido a que por acercarse a la gente o representarla, la conmueven y le generan una repercusión significativa en su vida.

Los periodistas cumplen bien con su trabajo: se hacen responsables de todos sus artículos, no usan la libertad de prensa con intención interesada, consideran los escrúpulos y el cuidado de la justicia como reglas primordiales, y no confunden su rol con el de un policía. La precisión, la responsabilidad, la imparcialidad y la transparencia informativa son sus bases. Lo único que intentan, al fin y al cabo, es mostrarle al mundo la realidad.

134




Cinco personas de mediana edad y dos jóvenes con la camiseta de Racing se suben al colectivo 134, en el barrio de Dock Sud. Uno de los adolescentes le dice al otro que tienen que prestar atención cuando pasen por la sede del club porque le contaron que iba a estar la barra brava de Independiente en la puerta.
Llueve y cada persona que se sube al colectivo salpica el piso con sus paraguas. En la Avenida Bartolomé Mitre se sube una multitud de gente que, al parecer, vuelve de la cancha de Independiente. Llegó el peor momento, el olor nauseabundo proveniente del Riachuelo que invade el colectivo cada vez que transita por el Puente Pueyrredón.
El llanto de un bebé que está sentado con la mamá en uno de los primeros asientos y las gotas de lluvia son las únicas melodías que se escuchan dentro del colectivo. En la Avenida Ramón Carrillo se observan graffitis en todas las paredes con reclamos y denuncias políticas. “Vivienda digna, sólo eso pide la CTA”, “Sí al aborto”, “Abajo el gobierno de Kirchner”.
El bebé continúa llorando. La mamá intenta calmarlo mostrándole los taxis estacionados de la esquina de Salta y Caseros y, luego, señalándole las pancartas de películas argentinas que están expuestas en el frente del Sindicato de Cinematógrafos. Se escucha algo de cumbia: proviene de Radio Estudio, la bailanta más conocida de Constitución; en la puerta, toda la gente de barrio toma la preciada cerveza.
La mamá y el bebé se bajan y un silencio invade el colectivo. En el mismo momento, sube una señora rubia de pelo lacio y mal vestida. Se llama Liliana y es una vendedora ambulante. Se presenta: “Buenas tardes señoras y señores pasajeros. Como ustedes ya me conocen no voy a perder tiempo y voy a ir directamente a lo que nos interesa. Hoy les traje los maravillosos sahumerios hindúes que en cualquier comercio pagan 5 pesos, yo se los ofrezco a 2 pesos”, y continúa con su discurso diario. Varios de los pasajeros le compran y ella se despide dándoles una bendición. En el resto del trayecto sube gente, otra baja.
De a poco va cambiando el paisaje que los pasajeros divisan a través de la ventana y la clase de gente que se sube. Se ven autos caros y casas impresionantes. Ningún graffiti estropea la visión de los viajantes. El chofer prende la radio. La avenida Pedro Goyena y esa hermosa arboleda le dan color al viaje. Hay una congestión en el semáforo de la calle Puan debido a la salida de los chicos del colegio Canada School. Bocinas y los gritos de los nenes que corren es lo único que se escucha.
Luego de un rato no hay más ruidos. Nadie tose y la mayoría de los pasajeros están intentando dormir una plácida siesta. El colectivo, a simple vista, parece lleno. El barullo de los automóviles en la Avenida Nazca es el peor sonido de cualquier despertador. La mayoría de los viajantes descienden del colectivo. Los demás siguen hasta Villa Devoto.

Entrevista al fotoreportero José “Pepe” Mateos






Entrevista al fotoreportero José “Pepe” Mateos

“Las fotos para mí son un medio de vida”

El fotógrafo asegura que se empeña día a día en mejorar su actividad debido a que se siente capaz de registrar, significar y potenciar cómo se vive en la Argentina.

A los 28 años se publicó su primera fotografía junto a una entrevista al militante Luis Zamora en El diario de Neuquén. Su trabajo más sobresaliente fue reproducir las imágenes del momento en que la policía mató a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán: dos piqueteros que el 26 de junio de 2002 se encontraban en la estación de trenes de Avellaneda. Actualmente, con 49 años, se desempeña en el diario Clarín.

¿Por qué decidiste ser fotógrafo?

La verdad que no lo sé. Convergieron algunas cosas. En principio una obsesión, que no sé de dónde viene. Quería ser fotógrafo y hacer películas. No encontraba el modo. Entrar a trabajar en El diario del Neuquén en 1987 me dio como un canal para saber por dónde avanzar.

¿Qué importancia tiene para vos la fotografía en una nota?

Hay distintos tipos y jerarquías de nota. En algunos casos la foto puede ser apenas una ilustración y en otros la clave para la lectura de la nota. Una foto es (debe ser) algo más que una ilustración, debe aportar una lectura que complemente y a la vez abra nuevas interpretaciones con respecto al texto.

Teniendo en cuenta que fuiste parte de un hecho trascendente para la Argentina como fue el caso Kosteki – Santillán, ¿qué sentiste en el momento que fotografiabas el episodio?

Ser participe de los hechos de Avellaneda, hasta la mañana del día posterior a la represión, había sido una nota más dentro de la convulsión latente en la calle, vivida con mucha intensidad desde lo periodístico, lo social y lo personal. A partir de que las fotos adquieren un carácter de prueba ante la versión mentirosa que daba el gobierno -no aceptaban que la policía había cometido el delito-, empieza a pasar algo que, quieras o no, te conmociona y te pone en un lugar un poco raro, indefinible. En el momento en que todo sucedía, lo veo ahora, estaba envuelto en la acción y a la vez pensaba qué significaba, qué era lo que estaba sucediendo.

¿Y hubo escenas que no fotografiaste?

Sí, hubo imágenes que vi a través de la cámara y dudé en apretar el botón, como un primer plano del rostro de Maximiliano Kosteki. Esa imagen la seguí viendo mucho tiempo después y fue uno de mis mayores problemas para dormir tranquilo.

¿Qué pensás acerca de la película que salió luego del episodio?

Me pareció excelente. La película lleva el titulo de tapa de Clarín del día 27 de junio de 2002: La crisis causó dos nuevas muertes. Es uno de los eufemismos de la prensa gráfica que más polémica causó en los últimos años. El entonces editor general de Clarín, Julio Blanck, confesó tiempo después que la elección de esas palabras fue "desacertada para ese contexto", pero ya era tarde. La volanta de ese titular aseguraba también que no se sabía quiénes dispararon contra los piqueteros. La justicia asegura que Clarín tuvo acceso a la totalidad de las fotos con la secuencia completa de los disparos de la policía contra los manifestantes, y yo también porque las fotos las saqué yo. Vivir en la Argentina es así. A veces hay que cerrar la boca porque no se puede luchar contra las injusticias. Participé en la película en carácter de entrevistado dando mi versión y parecer de los hechos, sin culpar a nadie.

¿Estuviste presente en alguna situación peligrosa?

Recuerdo en este momento un tiroteo en Fuerte Apache cuando hacía apenas quince días que había entrado a Clarín y quedé en el medio de las balas de la policía. Luego, en abril del 96, una pelea en Parque Rivadavia entre punks y skinheads donde murió un skinhead, Marcelo Scalera, creo que se llamaba. También ahí quedamos en el medio de la pelea con otro fotógrafo y por un momento sentí cierto riesgo. Hubo varias situaciones en que la tensión era muy grande como cuando desalojaron Bruckman y por supuesto lo que sucedió en Avellaneda también fue difícil.

¿Qué sensación te genera ver tus fotografías?

Todo es variable. En principio me enorgullece y sería tonto decir otra cosa, ver fotos mías en distintos lugares, en algunos casos más que otros. Otras pienso que siempre estoy haciendo la misma foto con ligeras variantes. Como si siempre viera lo mismo y estuviera cerrado a ver otra cosa. También tengo la sensación que les falta algo, que son básicamente imperfectas, pero eso es porque soy muy inseguro de mí mismo.

¿Qué fue lo que más te marcó al momento de fotografiar?

En enero del 89 participé de un taller de fotoperiodismo en el que había fotógrafos que son referentes indiscutibles, más allá de los gustos de cada uno, como Susan Meiselas y Sebastián Salgado. En particular, la posición ética y personal de este último, reafirmó cosas que yo pensaba y sentía respecto a la profesión.

¿Qué te gustaría haber fotografiado y no pudiste?

En principio, muchas cosas que viví. Me hubiera gustado fotografiar la plaza de Mayo el día que Perón echó a los montoneros, a las cúpulas de la dictadura, a Martínez de Hoz. También a los Beatles cuando grababan. Y al Che en Europa, antes de ir a Bolivia y otros proyectos que pensé y dejé en el camino.

Primo Levi: sobreviviente del Holocausto


Primo Levi: sobreviviente del Holocausto
“Castigar al otro simplemente porque es otro, apelando a una ideología abstracta, nos parecía el colmo de la injusticia, de la torpeza y de la irracionalidad.”
El químico y escritor italiano contó todo lo que vivió en el campo de concentración de Auschwitz donde estuvo en cautiverio por diez meses debido a su religión.

“El que sobrevivía a los primeros días terminaba aprendiendo todos los rodeos, todas las artimañas posibles”, contó Primo Levi en una entrevista en 1983, haciendo referencia a los meses que permaneció en el campo de concentración de Auschwitz III durante 1944. También describió cómo se sentían los recién llegados: desorientados, torpes y sin comprender nada. “Se jugaba con el nuevo”, afirmó Primo Levi, y confesó que él fue uno de los tantos que le tocó ser objeto de burla.
Lamió la sopa como un perro porque nadie le prestaba la cuchara debido a ser uno de los “nuevos”. “Prestar la cuchara era un préstamo que se le otorgaba a una persona de confianza, porque una cuchara constituía un capital. Quizá porque yo era un competidor que no le interesaba a nadie”, dijo afligido el sobreviviente que también afirmó que había que tener los zapatos y la chaqueta limpios, que tenían que lavarse la cara, no escapar del peluquero y que se afeitaban solamente una vez por semana.
Los prisioneros debían trabajar para los alemanes y en el campo de concentración el poder estaba dividido: por un lado la SS que quería matarlos a todos; y, por otro, la Industria que lo único que pretendía era mano de obra gratis de parte de los condenados, los cuales no tenían una relación amena entre sí ya que eran judíos de distintas nacionalidades y cada uno tenía una función distinta: obrero, en el laboratorio, limpiador, entre otras. Sin embargo, existían reuniones religiosas secretas a cargo de los rabinos y era uno de los pocos momentos en que los cautivos platicaban. Cada vez que alguien se refería al crematorio o a la cámara de gas se cambiaba de tema. “La muerte no figuraba en el registro de las palabras o los miedos cotidianos. Nos faltaban tantas cosas, comida, calor, era tan vital evitar el cansancio y los golpes, que la muerte, que no parecía un peligro inmediato, se relegaba a segundo plano”, contó Levi, que fue uno de los 20 sobrevivientes de los 650 judíos italianos de su camada.
Diez meses después, Primo Levi y algunas víctimas más fueron liberados por el Ejército Rojo en enero de 1945. Pese a la terrible vivencia de este italiano, continuó dedicándose a actividades químicas como lo hacía en el pasado y, luego decidió escribir algunas obras tales como Si esto es un hombre y La Tregua, entre otras. También se encargó de difundir en muchos colegios todo lo que había pasado en el campo de concentración, pero se vio obligado a dejar de lado esa tarea, lo hacía mal revolver el pasado. 42 años después de ser liberado, Primo Levi murió pero habiendo cumplido su tarea de contarle al mundo una de las etapas más terribles de la historia.

Hombre en llamas


Bomberos voluntarios
Hombre en llamas
Cómo es la vida en el Cuartel Central de Avellaneda donde apagar incendios no es la única actividad. La intimidad de Walter Alberto Barcia, integrante del cuerpo desde hace veinte años.

Walter Alberto Barcia llega al Cuartel Central de los Bomberos Voluntarios de Avellaneda, saluda a sus colegas y a los perros, se sienta y toma el primer mate amargo de la ronda. Tiene 52 años y sus mañanas, desde hace dos décadas, son siempre así. No se aburre. “Ser bombero voluntario es más que tomar mate y mirar televisión –se ríe-. Acá estudiamos, hacemos cursos, nos capacitamos. Siempre hay algo para hacer por la comunidad.”
Cuando nada se está incendiando, las tareas en el cuartel son bien distintas: limpiar las diez autobombas, desfilar en actos públicos, chequear que los uniformes y los coches estén en buen estado, actualizar la página Web, izar la bandera de la Plaza Alsina los días feriados, atender cursos, estudiar… Pero claro, lo más emocionante para todos es el momento de la acción, cuando suena el teléfono y alguien avisa que hay peligro. Allí, los bomberos corren hacia los coches, se calzan el uniforme y salen apurados al lugar del incendio. A Walter, como tercer Oficial, le toca dirigir al resto. Él es quien da las indicaciones. Sabe perfectamente por dónde hay que entrar a un edificio en llamas para prevenir derrumbes, sabe cómo calmar a las víctimas. Tiene un talento especial para tratar con personas desesperadas. Su hazaña más recordada está impresa en el libro que la institución publicó cuando cumplió cien años: en febrero de 1990, una mujer quería tirarse de un octavo piso de un edificio en construcción. Alguien llamó al cuartel para pedir ayuda y hasta allí fue Barcia que, al no poder convencerla, tuvo que agarrarla de arrebato justo en el momento en que la mujer se iba a arrojar al vacío. Walter estaba amarrado y los dos se salvaron, pero al bombero le quedaron secuelas: artrosis en la columna vertebral.
En la sala de estar se encuentra la persona más querida del lugar: Manuel Lorenzo, un Comandante Mayor “en reserva” (fuera de servicio) de 70 años. “Mi vida fue y será vivir para la sociedad –dice humildemente mientras ceba mate y mira la televisión que está colocada junto a la mesa de ping pong y al metegol-. Ésta es mi casa y ellos son mi familia.” Cuando Lorenzo dice “ésta es mi casa”, no habla metafóricamente: luego de separarse de su esposa se fue a vivir solo, a pocas cuadras de la Plaza Alsina, pero tuvo un pico de presión y se mudó a una de las cinco habitaciones gratuitas que brinda el Cuartel.
Raúl Zanazi es el actual Comandante Mayor, vive con su esposa y sus tres hijos, tiene 47 años y hace 27 que trabaja en el cuartel. Se negó a jubilarse porque quiere seguir en el cuerpo activo: “No quiero estar en el escuadrón de reserva, siento que puedo seguir brindando asistencia todavía. Mientras pueda voy a seguir ayudando”, dice orgulloso. Walter y Raúl son los protagonistas en los incendios. Entre los dos, se complementan y forman un excelente equipo, se entienden y con una sola mirada saben lo que tienen que hacer.
A Walter le falta poco para jubilarse. Cuando cumpla 58 habrá sumado 25 años de servicio y tendrá derecho a la pensión graciable, que ningún bombero está al tanto de cuánta plata es. Él está contento, pero también cansado. Inició su “trabajo” como bombero voluntario a los ocho años, cuando acompañaba al cuartel a Manuel “Polo” Ángel, su ex cuñado. Aunque su debut oficial como bombero fue a los 33, quemó etapas: no fue ni aspirante ni cadete porque ya tenía experiencia. Desde chico fue el nene preferido en el lugar, se subía a las autobombas, ordenaba los trajes y tomaba mate como uno más del grupo. Su sueño era dirigir un incendio: lo cumplió.
Walter es muy familiero. Vive con su esposa, sus dos hijos y su amado perro, en una casa a pocas cuadras del cuartel. “No quiero que mis hijos sean bomberos voluntarios -admite mientras pone agua para el mate y se prende un cigarrillo-, es un trabajo peligroso y no me gustaría que pierdan la vida, conmigo ya es suficiente.” Además, pasó incontables fiestas fuera de su casa y cuenta que su mujer vivió muchos momentos de tensión. “A mí me llaman, salgo vestido así como estoy a cualquier hora y mi familia no sabe si vuelvo.” Sin embargo, confiesa que ni bien se desocupa, lo primero que hace es llamar a la casa para avisar que está bien.
“¿Miedo? Sí, una vez en el año 1992 se estaba incendiando un depósito de mercadería en el centro de Avellaneda. Era una manzana entera, increíble. Cuatro compañeros y yo ascendimos al segundo piso por la escalera. Cuando llegamos al descanso, toda la manzana se vino abajo y quedamos atrapados en un hueco oscuro un montón de tiempo. Finalmente fuimos rescatados luego del derrumbe. Pero son cosas que pasan, para ser bombero tenés que salir de tu casa y darles muchos besos a tus familiares porque no sabes si volvés.”

Lo que tienen, lo que necesitan


La “Sociedad de Bomberos voluntarios y primeros auxilios de Avellaneda” se creó el 27 de noviembre de 1897. Está integrada por el Cuartel Central, ubicado en Ameghino 772; el Destacamento 1 en la Isla Maciel, situado en Montaña y 3 de Febrero; y el Destacamento 2 en Piñeyro, en Rivadavia y las vías.
Aproximadamente cien hombres y mujeres integran estos cuerpos. Ellos son protagonistas a cualquier hora del día de los incendios que se producen en los alrededores. Actualmente, en Argentina hay sólo 29 cuarteles destinados a Bomberos Voluntarios. Todos fueron alguna vez aspirantes, luego cadetes hasta llegar a bomberos. Cada tres años hay un ascenso. Cabo, Cabo Primero, Sargento, Sargento Primero, Mayor, Primero, Segundo y Tercer Oficia. Después, los más altos rangos al que puede aspirar un voluntario: Comandante y Comandante Mayor, pero no todos lo logran. La pretensión para ingresar a ser voluntario es una sola: ser menor de 40 años.
Los mantenimientos que requiere el lugar se subsidian con $10 mil que los socios brindan por mes, y con $30 mil por año que aporta el Estado. Cualquiera que haga donaciones puede ser socio. Doce de ellos integran la Comisión Directiva, encabezada por Luis Ángel Díaz, que toma todas las decisiones sobre qué equipamientos se compran, cuánta plata se destina para los coches, qué cuartelero se queda de turno, qué yerba comprar y qué canal de televisión poner.
Las autobombas están equipadas con todo lo necesario para el momento de accionar: mangueras, adaptadores, grupos electrógenos, tijeras neumáticas. La mayor preocupación de los voluntarios, por estos días, es conseguir un coche más, que cuesta 70 mil dólares, sin equipamiento. También precisan detectores de gases explosivos y visores infrarrojos, para marcarles la temperatura en el momento del accidente. Tienen mucho, pero siempre necesitan ayuda.
Para colaborar: http://www.bomberosavellaneda.com.ar/ ó 054-011-4201-2211/9491