19.10.09

Primo Levi: sobreviviente del Holocausto


Primo Levi: sobreviviente del Holocausto
“Castigar al otro simplemente porque es otro, apelando a una ideología abstracta, nos parecía el colmo de la injusticia, de la torpeza y de la irracionalidad.”
El químico y escritor italiano contó todo lo que vivió en el campo de concentración de Auschwitz donde estuvo en cautiverio por diez meses debido a su religión.

“El que sobrevivía a los primeros días terminaba aprendiendo todos los rodeos, todas las artimañas posibles”, contó Primo Levi en una entrevista en 1983, haciendo referencia a los meses que permaneció en el campo de concentración de Auschwitz III durante 1944. También describió cómo se sentían los recién llegados: desorientados, torpes y sin comprender nada. “Se jugaba con el nuevo”, afirmó Primo Levi, y confesó que él fue uno de los tantos que le tocó ser objeto de burla.
Lamió la sopa como un perro porque nadie le prestaba la cuchara debido a ser uno de los “nuevos”. “Prestar la cuchara era un préstamo que se le otorgaba a una persona de confianza, porque una cuchara constituía un capital. Quizá porque yo era un competidor que no le interesaba a nadie”, dijo afligido el sobreviviente que también afirmó que había que tener los zapatos y la chaqueta limpios, que tenían que lavarse la cara, no escapar del peluquero y que se afeitaban solamente una vez por semana.
Los prisioneros debían trabajar para los alemanes y en el campo de concentración el poder estaba dividido: por un lado la SS que quería matarlos a todos; y, por otro, la Industria que lo único que pretendía era mano de obra gratis de parte de los condenados, los cuales no tenían una relación amena entre sí ya que eran judíos de distintas nacionalidades y cada uno tenía una función distinta: obrero, en el laboratorio, limpiador, entre otras. Sin embargo, existían reuniones religiosas secretas a cargo de los rabinos y era uno de los pocos momentos en que los cautivos platicaban. Cada vez que alguien se refería al crematorio o a la cámara de gas se cambiaba de tema. “La muerte no figuraba en el registro de las palabras o los miedos cotidianos. Nos faltaban tantas cosas, comida, calor, era tan vital evitar el cansancio y los golpes, que la muerte, que no parecía un peligro inmediato, se relegaba a segundo plano”, contó Levi, que fue uno de los 20 sobrevivientes de los 650 judíos italianos de su camada.
Diez meses después, Primo Levi y algunas víctimas más fueron liberados por el Ejército Rojo en enero de 1945. Pese a la terrible vivencia de este italiano, continuó dedicándose a actividades químicas como lo hacía en el pasado y, luego decidió escribir algunas obras tales como Si esto es un hombre y La Tregua, entre otras. También se encargó de difundir en muchos colegios todo lo que había pasado en el campo de concentración, pero se vio obligado a dejar de lado esa tarea, lo hacía mal revolver el pasado. 42 años después de ser liberado, Primo Levi murió pero habiendo cumplido su tarea de contarle al mundo una de las etapas más terribles de la historia.

2 comentarios:

Andrés Medina dijo...

Terrible todo lo que cuenta, las atrocidades no se las puede uno ni imaginar, el frío y hambre de que deben haber sido presa tampoco. Leí recientemente este libro porque me interesó al estar investigando sobre el tema Auschwitz a raíz de un libro que leí también hace poco "El hombre en busca de sentido" y del cual escribí en mi blog.

Primo Levi hace sentir su tristeza claramente a través de su libro. Una historia de supervivencia "en otro mundo" cuyas lecciones deben ser tomadas en cuenta.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por escribir esto, se unbelieveably informativo y me dijo que una tonelada