Los periodistas no son policías
El buen periodista debe brindarle al lector las noticias que desea y, para eso, tiene que ser ético, riguroso y preciso. Así, logra develar las necesidades del público. Sus cualidades principales son ser fiel y exacto al momento de describir los hechos y episodios de las personas reconocidas ya que, a través de las notas, la gente se conecta con lo que sucede a su alrededor.
En primer lugar, permite que el público se de cuenta que los famosos son personas normales: tienen sexo, engañan a sus parejas, se emborrachan, se van de vacaciones y rompen con sus matrimonios. Al mostrar la vida cotidiana de cada uno de los protagonistas de la farándula, los periodistas logran que la sociedad se identifique con ellos y no se sienta menospreciada. Básicamente, contar las intimidades o los secretos de los famosos es necesario, ya que eso es lo que la gente quiere ver.
Así también consigue realzar o aplastar la figura de un personaje conocido a partir de una nota informativa o una entrevista, de un título o una declaración. Hace que la mirada del público cambie o se refuerce, y eso está perfecto, debido a que por acercarse a la gente o representarla, la conmueven y le generan una repercusión significativa en su vida.
Los periodistas cumplen bien con su trabajo: se hacen responsables de todos sus artículos, no usan la libertad de prensa con intención interesada, consideran los escrúpulos y el cuidado de la justicia como reglas primordiales, y no confunden su rol con el de un policía. La precisión, la responsabilidad, la imparcialidad y la transparencia informativa son sus bases. Lo único que intentan, al fin y al cabo, es mostrarle al mundo la realidad.
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