"Periodista y fotógrafa, adicta a las papas mediterráneas, aficionada por la lectura, enferma psicológica por El Bordo, jugadora empedernida de truco, amante de los felinos, tía y hermana menor, enemiga de la política y drogadicta al amor"
-Pero si poseen la energía termonuclear,¿dónde realizan las pruebas y las explosiones?
-En su propio planeta, señor.
Naron se irguió en sus seis metros de estatura y tronó:
-¿En su propio planeta?
-Sí, señor.
Con gesto pausado, Naron sacó la pluma y tachó con una raya la última anotación en
el libro pequeño. Era un hecho sin precedentes; pero es que Naron era muy sabio y
capaz de ver lo inevitable como nadie en la galaxia.
-¡Asnos estúpidos!- murmuró.
Asnos estúpidos, Isaac Asimov
Levantó la cabeza y observó el inmenso océano negro frente a él. Las estrellas salpicaban el cielo, como si estuviesen encargadas de señalar la línea de demarcación entre el oleaje y el firmamento. "Una noche bastante bonita para morir", se dijo. Y entonces, desnudo como el amanecer que estaba sólo a unas horas, caminó despacio hacia el agua embravecida.
El psicoanalista, John Katzenbach (Capítulo 20)
Enamorarse no tenía nada que ver para mí, entonces, absolutamente nada con el sexo: era ese sentimiento diáfano, desencarnado, intenso y puro que sentía por Helena. Consistía en soñar mucho con ella y fantasear que nos habíamos casado y viajábamos por sitios bellísimos, en escribirle versos e imaginar apasionadas situaciones heroicas, en las que yo la salvaba de peligros, la rescataba de enemigos, la vengaba de ofensores. Ella me premiaba con un beso.
El pez en el agua, Mario Vargas Llosa (Capítulo III)
Generalmente las mujeres son menos celosas que los hombres. Y si son inteligentes, aun cuando sean celosas, se cuidan muy bien de descubrir tal sentimiento, porque saben que la exposición de semejante debilidad las entrega atadas de pies y manos al fulano que les sorbió el seso.
De cualquier manera; el sentimiento de los celos es digno de estudio, no por los disgustos que provoca, sino por lo que revela en cuanto a psicología individual.
Puede establecerse esta regla:
Cuanto menos mujeres ha tratado un individuo, más celoso es.
Aguafuertes Porteñas, Roberto Arlt (Causa y sinrazón de los celos)
Una fuente de disputas eran mis celos retrospectivos, el absurdo, angustioso furor que sentí, al descubrir que Julia había tenido una vida sentimental, y, sobre todo, que, luego de su divorcio, y hasta la víspera de su venida a Lima, había vivivo un apasionado romance con un cantante argentino, que llegó a La Paz e hizo estragos entre las paceñas. Por una razón misteriosa -ahora el asunto me hace reír, pero entonces me hizo sufrir mucho y por ello hice sufrir también a Julia- esos amores de mi mujer con el cantante argentino, que ella ingenuamente me comentó a poco de casarnos, me desvelaban y me hacían sentir que, aunque pasados, eran una amenaza, un peligro para nuestro matrimonio, pues me robaban una parte de la vida de Julia, la que estaría siempre fuera de mi alcance y que por ello nunca podríamos ser totalmente felices. Yo le exigía que me contara con lujo de detalles esa aventura y teníamos por eso, a veces, violentas disputas, que solían concluir en tiernas reconciliaciones.
El pez en el agua, Mario Vargas Llosa (Capítulo XV)
Tanto Jesús como Sócrates eran considerados personas enigmáticas por sus contemporáneos. Ninguno de los dos escribió su mensaje, lo que significa que dependemos totalmente de la imagen que de ellos dejaron sus discípulos. Lo que está por encima de cualquier duda, es que los dos eran maestros en el arte de conversar. Además, hablaban con una autosuficiencia que fascinaba e irritaba. Y los dos pensaban que hablaban en nombre de algo mucho mayor que ellos mismos. Desafiaron a los poderosos de la sociedad, criticando toda clase de injusticia y abuso de poder. Y finalmente: esta actividad les costaría la vida.
El mundo de Sofía, Jostein Gaarder (Sócrates - Una voz divina)
El zumbido me asedia. Se asienta en mi mejilla y no cesa su vibración sonora. Lo golpeo y cae. No es una abeja, es una mosca. Desaparece la claridad que hacía tan nítidos y creíbles esos sueños que yo estaba soñando. No obstante, el sonido continúa.Rehago mi entendimiento y lo adapto al lugar donde en verdad me hallo. Ya sé... Es la sierra de los penados meritorios, que trabajan en el taller, con permiso especial y a cambio de salario, hasta las tres de la mañana. Siento el cerebro machucado; como si estuviese al cabo de un abnegado esfuerzo de creación. Como si hubiera escrito un libro. Pero mi cansancio no es feliz. La noche sigue... y no es hacia la paz adonde fluye.
El silenciero, Antonio Di Benedetto
¿Por qué sobreviví, tullido, en un lugar imposible? ¿Para qué ocurrió aquello de la forma en que sucedió? Hoy vivo intentando dar respuesta a esas dos interrogantes que me acompañaron y me acompañarán por el resto de mi vida. Lo más curioso de todo es que la respuesta, la definitiva, siempre está un poco más allá. Cuando creo que estoy por alcanzarla...se me aleja.
La sociedad de la nieve, Pablo Vierci (Capítulo XII - Álvaro Mangino - La gloria efímera)
2 comentarios:
Faaa que modelo!! jajajaa
Ya me dieron ganas de otra sesión xD
jajajajaja
JAJJA y mi amiga aprendió a hacer un slide. Me encantó!! además el modelo muy carismático. Todo muy estético (es broma)
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