“Quiero elegir un día para mi muerte”, me dijo. Lo único que pude hacer fue abrazarlo. ¿Por qué pensaría eso? ¿Yo lo hice algo? Creo que no. Dos meses después me dijo que ya sabía el día que iba a morir.
-“El 17 de marzo, ¿qué te parece?”
-“¿Qué me parece? Que estás loco”
-“Me gusta esa fecha”
-“Dejá de decir pavadas. No va a pasar nada ese día”
-“Avisale a todos, supongo que va a ser después de las seis de la tarde”
Por motivos que todavía no me explico ni encuentro, esa fue nuestra última charla. Hoy no tengo noticias de él. No sé dónde está. No sé dónde vive. Lo llamé quinientas veces pero me atiende su contestador. Son las seis menos cuarto. Tengo miedo.
-“Hola…soy yo. Quería saber cómo andabas…hace mucho tiempo que no hablamos. Llamame cuando puedas por favor…necesito tener noticias tuyas.”
-“El 17 de marzo, ¿qué te parece?”
-“¿Qué me parece? Que estás loco”
-“Me gusta esa fecha”
-“Dejá de decir pavadas. No va a pasar nada ese día”
-“Avisale a todos, supongo que va a ser después de las seis de la tarde”
Por motivos que todavía no me explico ni encuentro, esa fue nuestra última charla. Hoy no tengo noticias de él. No sé dónde está. No sé dónde vive. Lo llamé quinientas veces pero me atiende su contestador. Son las seis menos cuarto. Tengo miedo.
-“Hola…soy yo. Quería saber cómo andabas…hace mucho tiempo que no hablamos. Llamame cuando puedas por favor…necesito tener noticias tuyas.”
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